Parece mentira que tenga que venir, por tercera vez en 8 años, a decir lo mismo: Lo Perdimos por Messi.
Lo Perdimos por Messi, como en Alemania 2006, cuando en lugar de tirarle de la manga a Pekerman y decirle “Tachero, ¿Qué haces?, ¿Cómo lo vas a poner a Cruz?, Poneme a mí que no estoy estoy embalsamado y te lo gano”, se fue, resignado, taciturno, a un rincón, a mirarse los dedos, a jugar con su PlayStation imaginaria, en donde él nos hacia ganar el Mundial y no lo perdíamos en manos de Lehmann y su famoso papelito como en la realidad pasó. Cuando en lugar de imponerse como un líder, prefirió pasar desapercibido, perderse en la multitud, hacer la plancha, no asumir su responsabilidad.