El jueves me tocó caminar por Av. De Mayo al volver del trabajo hacía mi casa. Cuadras y cuadras de cola heterogénea, de gente esperando poder despedirse de Néstor Kirchner: jóvenes, viejos, trabajadores, estudiantes, la mayoría Argentinos, pero también muchos con camisetas de Chile, de Bolivia, de Paraguay.
De los tantos Hostels que hay en Av. De Mayo salían extranjeros que se detenían y miraban sorprendidos. Extranjeros de países centrales, fríos, en donde los rostros son más pálidos, en donde esta clases de funerales, a líderes políticos, ya no se ven hace años.